El cambio en el ángulo de altitud puede compararse con los movimientos ascendentes y descendentes de la pluma, como en los trazos verticales. También es siempre proporcional al tamaño de la letra. Cuanto más pequeña sea la letra, menor debe ser el cambio en el ángulo de altitud para garantizar una legibilidad adecuada. Los niños que tienden a escribir letras más grandes mostrarán, por tanto, mayores cambios en este ángulo en relación con el tamaño de la letra.
Por otro lado, si el ángulo de altitud apenas cambia o se mantiene constante, en todo momento se sujeta el lápiz con la misma inclinación. Esto puede provocar calambres en las manos y una fatiga más rápida. Por lo tanto, es importante que se produzcan ciertos cambios en el ángulo de altitud para conseguir un movimiento de escritura natural. Un agarre relajado del lápiz con movimientos específicos de los dedos favorece este movimiento de escritura.